Cuando un paciente acude a un/una psicólog@, lo hace con la intención de mejorar su calidad de vida, resolver sus problemas emocionales o cambiar patrones de comportamiento que le estén perjudicando. La terapia es un proceso que requiere tiempo, compromiso y esfuerzo tanto del psicólog@ como del paciente, por lo tanto implica la colaboracion activa por parte de los dos, porque ambas partes tienen un papel crucial en el resultado final de la terapia. Es importante reconocer que tanto el paciente como el psicólogo tienen el 50% de responsabilidad en el éxito de la terapia.
El paciente tiene el rol del protagonista de su propia terapia. Es decir que el debe sentirse responsable de trabajar en sus problemas, de identificar sus fortalezas y debilidades, y de poner en práctica las recomendaciones del psicólogo. El paciente debe estar dispuesto a comprometerse con el proceso terapéutico y a colaborar con el psicólogo para lograr los objetivos de la terapia.
Sin embargo, no todos los pacientes pueden querer colaborar con el psicólogo y no avanzar en el proceso terapéutico.
Por ejemplo, esto sucede cuando hay:
1. Falta de compromiso: Uno de los principales factores que influyen en el éxito de la terapia es el compromiso del paciente con el proceso. Si el paciente no está dispuesto a asistir a las sesiones regularmente, a realizar las tareas que se le encomiendan o a seguir las recomendaciones del psicólogo, es muy difícil que la terapia sea efectiva. La falta de compromiso puede ser por la apatía de paciente, o porqué “obligado” (por familiares o doctores), mientras el/ella no le ve “sentido”.
2. Falta de motivación: La motivación es otro aspecto importante en la terapia. Si el paciente no se siente motivado a cambiar su situación actual, puede que no esté dispuesto a colaborar con el psicólogo. En algunos casos, la falta de motivación puede ser debida a problemas emocionales subyacentes, como la depresión o la ansiedad.
Estos primeros 2 puntos pueden también estar evidenciando que el paciente este “usando” su problema psicológico o emocional para manipular a su entorno. (Mucho más común de lo que se piensa)
3. Falta de confianza: Si el paciente no confía en el psicólogo o en la terapia en sí misma, puede ser difícil establecer una buena relación de trabajo.
4. Actitud defensiva: En algunos casos, el paciente puede adoptar una actitud defensiva frente a las sugerencias u opiniones del psicólogo. Si el paciente se siente amenazado o juzgado, es posible que se cierre emocionalmente y no quiera colaborar.
A veces estas diferentes resistencias, por parte del paciente, pueden derivar de los prejuicios todavia presentes, que la terapia es solo para personas con trastornos mentales graves o para aquellos que están en crisis. Estas ideas erroneas siguen impidiendo que las personas busquen ayuda para problemas más leves, como el estrés, la ansiedad o la depresión.
El papel del psicólogo en la vida de un paciente es de vital importancia, ya que su labor no solo implica brindar apoyo emocional y ayudar a resolver problemas, sino también mantener una relación terapéutica basada en la confianza, el respeto y la ética profesional.
1. Confidencialidad y Privacidad:
Una de las responsabilidades más fundamentales de un psicólogo es garantizar la confidencialidad y la privacidad de la información compartida por el paciente durante las sesiones terapéuticas. El psicólogo debe proporcionar un entorno seguro y confiable donde el paciente se sienta libre para expresarse sin temor a que su información sea revelada sin su consentimiento. Solo en casos específicos y justificados, como la preocupación por la seguridad del paciente o de otros, el psicólogo puede verse obligado a romper la confidencialidad.
2. Competencia y Formación Continua:
Un psicólogo tiene la responsabilidad de mantener altos estándares de competencia profesional. Esto implica adquirir una formación adecuada, mantenerse actualizado con los avances en el campo de la psicología y buscar oportunidades de aprendizaje continuo. Un psicólogo competente es capaz de aplicar teorías, técnicas y enfoques apropiados para ayudar a los pacientes a superar sus dificultades y promover su bienestar.
3. Ética y Límites Profesionales:
Un psicólogo tiene la responsabilidad de mantener altos estándares éticos en su práctica profesional. Esto implica establecer límites claros y respetar la relación terapéutica establecida con el paciente. El psicólogo debe evitar cualquier tipo de explotación, abuso emocional o físico, y mantener una relación basada en la profesionalidad y el cuidado. Además, el psicólogo debe ser consciente de los posibles sesgos personales y evitar influir en las decisiones del paciente.
4. Empatía y Sensibilidad Cultural:
Un psicólogo tiene la responsabilidad de mostrar empatía y sensibilidad hacia las experiencias y circunstancias únicas de cada paciente. Cada individuo es diferente, y el psicólogo debe ser consciente de las diferencias culturales, de género, de orientación sexual y de cualquier otra dimensión que pueda influir en la forma en que el paciente percibe y aborda sus problemas. Un enfoque culturalmente sensible garantiza un tratamiento más efectivo y respetuoso.
En conclusión las responsabilidades de un psicólogo hacia su paciente van más allá de brindar apoyo emocional y ayudar a resolver problemas. Al mantener un vínculo basado en la confianza y el cuidado, los psicólogos pueden desempeñar un papel fundamental en el bienestar y la salud mental de sus pacientes.